miércoles, 16 de julio de 2008

EDITORIAL



El impuesto a la pobreza, en especie

Pobreza es carencia de algo. A veces dinero, otras veces ideas. Los pobres, de dinero y de ideas, somos la mayoría y eso nos consuela de vez en cuando. Los optimistas, por irónico que suene, suelen pensar que siempre se puede estar peor y los pesimistas en que se podría estar mejor.

Vivimos con esta aparente contradicción y nos convencemos de que tenemos días buenos y días malos. Ganamos y perdemos, pero algunos ganan más porque se dan modos de hacer que otros paguemos extra.

En eso me quedé pensando cuando se robaron el guiñador del cacharro. Luego me di cuenta de que no era el único y que en esa ciudad, igual que con las tapas de alcantarillas, se están formando grandes depósitos de guiñadores, espejos retrovisores que se salvan de romperse cuando los sacan sin reparar en el seguro que los ilusos le ponemos creyendo que con eso bastará, y otros accesorios, como tapas de llantas.

Tratando de serenarme dije que era el impuesto, adicional, a la pobreza, que se cobra en especie y sin advertencia de multa por incumplimiento ni descuento por puntualidad.

Se lo robaron nomás. Igual hacen en la Alcaldía y en la Renta. Vemos nuevos ricos y calles y avenidas en franco deterioro por falta de mantenimiento o porque se construyeron mal.

Si estoy de buen humor puedo pensar que es natural que me roben porque esa gente tiene que vivir de algo. Tampoco puedo atentar contra el derecho que tienen los que compran y venden objetos robados de alimentar a sus familias, ni puedo olvidarme de policías y gendarmes que, igual que sus superiores, hacen la vista gorda para que todo el sistema funcione.

Aquí de lo que se trata es de pagar. Un poco en efectivo, otro poco en especie. Hacemos y nos hacen favores y los retribuimos de la misma forma. Es la vida.

Por lo pronto, estaba pensado formar una asociación de conductores sin guiñador. Somos tantos y realmente tiene tan poca utilidad este accesorio, que podríamos exigir a Tránsito que ya no lo considere obligatorio. ¿Acaso lo respetan en las rotondas? Además, circular así es la más clara señal de que ya pagamos el impuesto adicional y es más llamativo que cualquier adhesivo mal llamado roseta que se compra en cualquier esquina.