Día de la zanahoria

La zanahoria, mejor conocida en nuestros mercados como sanauria, tenía su día en el calendario republicano francés (1792-1806), y según la tabla de relación resulta que es hoy. Los días eran para  plantas, minerales, animales y herramientas en sustitución de los santos del almanaque gregoriano. 

  

Napoleón ordenó volver al viejo calendario que es el que seguimos usando y a él también se le atribuye la frase "más insignificante que una zanahoria”, que es como cuentan que se sintió cuando sus cortesanos, por congraciarse, le organizaron una jornada de cacería y, para que sea exitosa, la noche anterior largaron en la zona elegida cientos de conejos comprados en el mercado. Cuando apareció el insigne cazador, en vez de huir, los animales se le acercaban desde todos los flancos esperando comida y el emperador tuvo que escapar. Será cierto o no, quién sabe.

Lo que no deja duda son las propiedades alimenticias de la zanahoria, ni su variedad significativa. Por ejemplo, una vieja técnica de motivación es “palo y zanahoria”. Si la zanahoria fuese el reciente fallo de la Corte de La Haya, el palo podría ser la reforma constitucional, quién sabe. Que el 24 de septiembre sea feriado nacional, puede ser otra. Obvio, lo primero es celebrar y siempre se puede esperar que funcione alguno de los amuletos chinos comprados en la Expocruz para atraer energía positiva, o que el ‘ojo turco’ aleje las malas miradas, maleficios, o cualquier palo.

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¡Felicidades!

Si hoy felicita a cualquiera, acierta. No será raro, ni le preguntarán por qué. Al contrario, no hacerlo podría pesarle el resto del día y probablemente de su existencia. Para que no se le olvide a nadie, entre otras celebraciones también es el Día del Alzheimer, ese alemán que se divierte escondiéndonos los recuerdos.

Es el día del inicio de la primavera, aunque los alcornoques florecidos se apresuraron con la noticia y lograron el mismo efecto que con el anuncio de la elección de la reina del Carnaval porque ya se sabía quién era. También es el Día Internacional por la Paz y la celebración de San Mateo, con la novedad de que el padre Mateo se va. 

Luchando contra la imposición para celebrar en abril el Día del Amor, o más concretamente de los enamorados, el 21 de septiembre es al mismo tiempo el de la amistad, con lo cual se podrá alegar, en caso de conflicto, que el abrazo furtivo de hoy fue apenas un gesto amistoso.  

Y como en estos días todo es feria, como en feria también se han colgado de este día fotógrafos, médicos y estudiantes en general. Si estudia fotografía y está enamorando, triple festejo. Si estudia medicina, lo propio. Tampoco somos los únicos. En Argentina, Paraguay, Chile y Uruguay también es un día multifestivo, así que las fotos de hoy, tributo al daguerrotipo de 1839, también son para el economista, el ingeniero aeronáutico, y la cosmetóloga y quién sabe cuántos más. Felicidades, que por algún lado le tocará.

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Brindis con trancapecho

Por ordinario que suene, en el sentido de nada que sea de otro mundo, voy a proponer un brindis con trancapecho, por Cochabamba, epicentro culinario nacional que hoy celebra su efeméride departamental, porque mientras menos trago mejor para todos.

El apelativo, que de tan poco elegante podría competir cerradamente con la palabra sobaco, compensa su fealdad, como casi todo en la vida, con su exquisito sabor, reconocido incluso por afamados críticos gastronómicos, como el estadounidense Robert Sietsema a quien no se le ocurrió mejor manera de graficar su experiencia que decir “es de esas comidas que provocan exclamaciones como ¡ohh! y ¡ahh!”.

Un paladar tan fino como el de este gringo amigo supo reconocer el valor nutritivo de este sándwich “relleno con una chuleta de res empanado, huevo frito, cebolla morada picada, tomates maduros, y la remolacha en dados que dejan pequeños riachuelos de colores violentos sobre el huevo frito con una capa de arroz como una especie de mayonesa granular”, que descrito así da para imaginárselo en mesa de cinco tenedores y no en el popular puesto callejero. 

Salud pues, y que el destranque no sea pretexto para abusar de las bebidas fermentadas. Felicidades a los cochalas que tienen tanto para ofrecer y alegrar. ¿O acaso masticando a todo carrillo un trancapecho no nos olvidamos momentáneamente de la choca que robaba con una patrulla policial, o de otras novedades que podrían hacer perder el apetito?

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Serie septiembre: Llegadas

Septembrino

Mucho más puntuales que el reloj del mismísimo Big Ben, o quizá mismísima ya que se trata del nombre dado a la campana más grande del Westminster, que casualmente hoy cumple su 55 aniversario de funcionamiento y que se ha estado atrasando para descrédito de la proverbial puntualidad inglesa, han aparecido en redes sociales algunos populares artistas para indicar que se debe embanderar la ciudad de Santa Cruz en septiembre.

Entre ellos, la humorista Estefani Brillit (María Reneé Liévana) que advierte con conformar brigadas de fiscalización, para asegurarse de que no quede bandera sin casa, o al revés.

Ya que de símbolos se trata, y aprovechando que el viejo reloj londinense está con problemas porque además su torre se está inclinando caprichosamente 0,9 mm cada año desde 2003 y podría llegar a quedar como otra torre de Pisa, bueno sería abordar el tema de la puntualidad septembrina en Santa Cruz, especialmente ahora que están en agenda tantas actividades.

En la campaña del Defensor del Pueblo, sobre el abanderamiento, se agregó “embanderar tus derechos”, lo cual tiene mucha mayor significación, aunque no resulte tan gracioso. Uno de los derechos tendría que ser el poder llegar puntual a un compromiso y no ser mal visto. Es cierto que el reloj de nuestra Catedral tampoco ha estado funcionando muy bien que digamos, pero aprovechando la alegría uno podría esperar optimista que en algún momento le llegue la hora a este asuntito, que es muy serio.


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