A Lucy -nombrada
así por un tema de Los Beatles, tres millones de años después de muerta- se le
debe una parte de la extraña celebración marcada en el calendario de hoy. Otra tiene
que ver con el aniversario de la publicación del libro más famoso del
naturalista británico Charles Darwin, El
origen de las especies, hace 155 años. Que Laura León haya nacido en la
misma fecha, en 1952, no tiene nada que ver.
Es el Día
del orgullo primate, una oportunidad para ser más animal que de costumbre. Para
omitir el saludo de buenos días, salir atropellando y abrirse paso entre
bocinazos y ajos si se va en vehículo propio o sufrir súbitos ataques de sueño
para evitar ceder el asiento en el micro, o ensuciar el taxi con basura porque
da rabia que usen el taxímetro. Al llegar al trabajo, lo mismo, actuando como
dignos representantes de la especie más cercana a Lucy, de unos 20 años al
morir, cuyo esqueleto es el más completo de los Australopithecus
afarensis.
Hallaron
sus restos fosilizados el 24 de noviembre de 1974 en la actual Etiopía y los
científicos seguidores de Darwin, indican que es una pariente muy cercana. La canción
Lucy in the
sky with diamonds inspiró a sus desenterradores y
tiene una imagen de museo en Washington DC. Por eso da pena asociarla con nuestros comportamientos
más salvajes al pensar que tantos millones de años deberían haber servido para
comportarnos mejor en sociedad. Quizá ella era más civilizada, no se sabe.