lunes, 17 de noviembre de 2014

Irrevocable, digamos

Dado que el trasero de Kim Kardashian ha copado –literalmente- las pantallas y urge enviar la columna lunática, porque es de los lunes, pero se entrega hasta el jueves o viernes con el riesgo de quedar en offside porque muchas cosas interesantes pasan durante el fin de semana y, lo que es peor, las que se daban por ocurridas ya no ocurren, como cuando se revirtió el traumático incremento al precio de la Coca Cola, y entonces el escrito se remplaza para que las letras no queden desparramadas fuera del tacho, resulta que Fidel Tordoya, el magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, cuya renuncia irrevocable se leyó en Sala Plena, retira su dimisión.

Igual de irrevocable fue el plazo para el uso obligatorio de taxímetros y ya ven, a veces se usan y otras no, pero las tarifas ya subieron sin esperar siquiera el pago del primero de los aguinaldos.

Así también, a veces dejan hablar a los invitados en festivales literarios y en otras se les sugiere que mejor no, pero que por favor no se interprete la amable petición como censura, a sabiendas de que los afectados, victimizados, echarán barro, por no decir otra cosa, al evento, a la ciudad y al país.

Si la Kardashian no hubiera cubierto toda la pantalla con su desnudo, porque eso no se censura, quizá habrían quedado a la vista estos y otros temas trascendentales e invariables para comentar en el inicio de la semana laboral, pero es difícil competir contra ella desde la retaguardia

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