lunes, 3 de octubre de 2016

Recontraretracto



Claro que me recontraretracto, igual que el ganador del premio Libertad, incluso antes de decir cualquier cosa sobre el Katanas o de cualquier otro antro caído en desgracia o con protección vigente en cualquier parte del territorio plurinacional.
Tampoco se me ocurriría decir nada contra ninguno de los cuatro valientes, cuyas disculpas conmueven en redes sociales. Si saltaron sobre la cabeza de alguien, patearon a un anciano, golpearon a un guardia o le rompieron la mandíbula a un muchacho al que se le dobla en peso, no importa. Jamás de los jamases se me ocurriría decir nada en contra de tan ilustres protagonistas. Tampoco tendría por qué decir nada sobre la candidata que literalmente se quedó con los rulos hechos porque le negaron la visa y el privilegio de estar en Las Vegas.
Por supuesto que me retracto de cualquier cosa que se podría comentar en el futuro sobre los artistas que se quedaron sin actuar en la última noche de feria o sobre el fiestononón juvenil en Limoncito, ni nada que pudiera incomodar a nadie.
A estas alturas, que son casi las del nivel del mar, o en mayores, conviene mantener el pico cerrado, y ni por si acaso dudar sobre las habilidades para esquivar balazos en un asalto, o de la enfermedad de la ministra más comunicativa. Se aclara finalmente que esta recontraretractación tiene efecto retroactivo hasta donde convenga al interesado. Será justicia. Comuníquese y archívese.
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