lunes, 10 de octubre de 2016

Payasos de terror





El miedo a los payasos tiene nombre científico y si se pronuncia rápido puede sonar a otra cosa; se llama coulrofobia. Este banal asunto está de moda porque se reportan varios incidentes con payasos de terror, en un anticipado y prolongado Halloween. En el terrorífico recuento de cazadores de likes no se incluye a los que escriben “pallaso” ni hay referencia al Tío Morocuá o al Tío Cambita, ni a Narices, o a Cepillín.
Sin embargo, los payasos de afuera que más asustan no necesitan disfraz ni mostrar cuchillos. Basta con verlos en campaña electoral o mirar sus snapchats después de sus recitales en Oruro. En la política local también hay uno que últimamente causa más pena que gracia, cuando lo dejan salir, porque la instrucción presidencial fue clara, deben cuidarlo.
Si el generoso imperio chino condona un 0,016 por ciento del crédito que ata a varias generaciones de bolivianos, merece el Cóndor de los Andes, incluso si los malos tratos a los trabajadores persisten, matan tigres, o si dejan su basurita tóxica en el río Ichilo. En la tele está más divertida la pelea entre dos presentadoras de qué le dijo y no le dijo. Total, ya hay suficientes procesos penales por discriminación para sumar la sinofobia, que es la fobia a lo chino. Así resulta más divertido y seguro mostrar payasos asustando gente en el imperio del norte.
Ya llegará nuestro turno y será cuando los nuevos acreedores, que no se conforman con likes, se pongan como dragones.
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