Sí, me saco el sombrero por los
villanos, por los que ensancharon la ciudad de Santa Cruz de la Sierra a
pulmón, por los habitantes de la Villa 1º de Mayo. Villanos de cariño que
habitan un populoso espacio urbano fundado hace 47 años y un día.
Sacarse el sombrero es algo que
no hacen algunas autoridades. Sacan gases y amenazas en momentos que deberían
ser para la solidaridad. Que detengan a un perfecto desconocido del mundo del
espectáculo para que cante en la Fiscalía y emborrachar la perdiz también es
algo lamentable, tanto como escucharlo.
Para la época en la que estaba de
moda la serie western Bonanza en la televisión, con valientes vaqueros y un ocurrente
cocinero chino, los esforzados pioneros de la Villa 1º de Mayo carpían
barbechos y rellenaban pozas de tejerías. Ya vendrán los años en los que les
modificarán rotondas y cruces de avenidas para trasladar los conflictos a otras
calles, o para estar en la revista Forbes, o escuchar cuentos chinos, aunque en
cuestión de reinas de belleza están al día y no hay problema con eso.
Y como la única bonanza que queda
es la del ministro de Economía reflejada en el sombrero estilo Bonanza de la
ministra de Comunicación, ojalá el festejo villano haya sido moderado y eso
está muy bien, por respeto a un sector importante del pueblo que lucha por un
bono miserable en el enrejado de la plaza Murillo, que se protege como si fuera
La Ponderosa del western, o un rancho particular cualquiera.