lunes, 9 de mayo de 2016

De dos por quinien






Cuando me preguntan si tengo para cambiar un billete, suelo salir del paso respondiendo “puro de doscientos”, aunque el último de aquellos lo haya visto en fajos de alasita y me miren siempre con cara de ay sí, el platudo. Qué diré en adelante, al saber que serán billetes de casi dos por quinien, con la llegada del corte de 500 bolivianos.
Decir puro de quinen no causará impacto y lo poco que se sabe de estos billetes es que serán verdes, color hoja de coca sin masticar ni macerar, y que en el anverso y reverso tendrán las figuras de los padres de la patria, que ahora son cuatro, más dos monumentos patrimoniales y una planta y un animal en extinción, lo cual debe estar poniendo en apuros a los diseñadores que esperan ganar el concurso público anunciado por el Banco Central ajustándose a tales requerimientos.
Como también modificarán los billetes de corte menor, es decir toda la familia, con similar sobrecarga de simbolismos porque el menos es más no cuenta y se le mete nomás borrando a escritores y artistas, muy sobrios no van a estar.  
En fin, habrá nuevos billetes para quienes pueden pagar limpias espirituales y otras necesidades urgentes, aunque para negociar millonarios contratos sin licitación seguirán primando los verdes estadounidenses y la mayoría de la gente se seguirá matando por los de dos por quinien o soñando con tener un bono miserable sin sentir culpa por descalichar el blindaje económico que tanto cuesta publicitar.


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