Las segundas partes aburren. Ni
modo. Tres meses ha, en este espacio se trató sobre la importantísima función
que cumple en la sociedad la resolución de los cuestionarios en los concursos
de belleza, apéndice divertido para los envidiosos que la esperan con ansias y
justificar, o lo feos que son, o jactarse morbosamente del tiempo libre que
disponen, porque la pérdida de tiempo es para los que les gusta la pérdida de
tiempo, y a mí, por ejemplo, me encanta llevar la cuenta si es ajena.
Es que casi nadie se acuerda de los
autores intelectuales, si vale lo de intelectuales, de las preguntas capciosas
-más bien necias y reiteradas con ligeras modificaciones- que ni ellos mismos
podrían responder en un arrebato de lucidez.
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