lunes, 3 de agosto de 2015

Preguntas necias II

Las segundas partes aburren. Ni modo. Tres meses ha, en este espacio se trató sobre la importantísima función que cumple en la sociedad la resolución de los cuestionarios en los concursos de belleza, apéndice divertido para los envidiosos que la esperan con ansias y justificar, o lo feos que son, o jactarse morbosamente del tiempo libre que disponen, porque la pérdida de tiempo es para los que les gusta la pérdida de tiempo, y a mí, por ejemplo, me encanta llevar la cuenta si es ajena.

Es que casi nadie se acuerda de los autores intelectuales, si vale lo de intelectuales, de las preguntas capciosas -más bien necias y reiteradas con ligeras modificaciones- que ni ellos mismos podrían responder en un arrebato de lucidez. 

Comparando las respuestas de un grupo de profesionales maduros a las preguntas que se formularon a unas misses, algunas resultan graciosas, pero parecidas a las de pleno concurso. Parece que en la cara de estupor está el gusto. En el placer que provoca activar el reproductor del video una y otra vez. Funciona y engorda al negocio hace tantísimos años que resulta ingenuo pensar que se omitirán en los certámenes venideros porque para estas preguntas necias no hay oídos sordos, ni siquiera después de los concursos en los que aparentemente se nos juega la vida. ¿O si usted estuviera en el túnel del tiempo a qué época iría? ¿Cuáles tres objetos llevaría? ¿En cuáles bolsillos? ¿Iría con Petardo o le pondría nombre de perro? 

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