Clarito será. A las señales enumeradas hace un par de
semanas como premonitorias del fin del mundo y que supuestamente es hoy, ahora
sí, sin falta porque la noche podría durar 96 horas debido a un eclipse galáctico,
se suma la del muñeco Mario Cronembold,
es decir, una figura plástica con traje de caporal azul y caja exclusiva que
provoca la envidia del mismísimo Ken, el amigo sin derechos de la calumniada
Barbie, tan vilipendiada últimamente por flaca.
Pero ese no es el punto. Cuentan,
porque a mí no me consta, que este muñeco (el de plástico) tuvo tanto suceso
que la concejala Ivana (Juanita) Araúz hasta podría dejar su curul y dedicarse
a la producción de muñecos a pedido, porque una docena ya se puede considerar
un buen inicio. No se sabe cuánto podría costar la unidad ni si en la nueva
edición se van a aplicar las arrugas faltantes y quizá otros trajes y
accesorios. Urbanizaciones, por ejemplo. O un parque industrial.
Es que el multifacético alcalde warneño,
organizador de espectáculos y dirigente deportivo, es conocido por su afición
al baile (y a las caídas) y ahora que tendrá réplicas de juguete tendrá que
andar con cuidado, porque vaya uno a
saber en qué manos podrían caer los muñecos y no vaya a ser que lo estén
sunchando por ahí. Sin embargo, si es que se cumple aquello de la larga noche,
ni él ni nadie debería preocuparse por lo que pase con el muñeco porque
estaríamos ocupados tratando otros asuntos, ¿cierto?