lunes, 24 de agosto de 2015

El muñeco de Mario

 
Clarito será.  A las señales enumeradas hace un par de semanas como premonitorias del fin del mundo y que supuestamente es hoy, ahora sí, sin falta porque la noche podría durar 96 horas debido a un eclipse galáctico, se suma la del muñeco  Mario Cronembold, es decir, una figura plástica con traje de caporal azul y caja exclusiva que provoca la envidia del mismísimo Ken, el amigo sin derechos de la calumniada Barbie, tan vilipendiada últimamente por flaca.
Pero ese no es el punto. Cuentan, porque a mí no me consta, que este muñeco (el de plástico) tuvo tanto suceso que la concejala Ivana (Juanita) Araúz hasta podría dejar su curul y dedicarse a la producción de muñecos a pedido, porque una docena ya se puede considerar un buen inicio. No se sabe cuánto podría costar la unidad ni si en la nueva edición se van a aplicar las arrugas faltantes y quizá otros trajes y accesorios. Urbanizaciones, por ejemplo. O un parque industrial.
Es que el multifacético alcalde warneño, organizador de espectáculos y dirigente deportivo, es conocido por su afición al baile (y a las caídas) y ahora que tendrá réplicas de juguete tendrá que andar con cuidado, porque vaya uno a  saber en qué manos podrían caer los muñecos y no vaya a ser que lo estén sunchando por ahí. Sin embargo, si es que se cumple aquello de la larga noche, ni él ni nadie debería preocuparse por lo que pase con el muñeco porque estaríamos ocupados tratando otros asuntos, ¿cierto?

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