lunes, 3 de abril de 2017

Bebé jefazo





Algún día, ojalá antes del día del juicio sin mañas, se pueda pedir cuentas a los distribuidores de películas, no a los piratas de la Monseñor Rivero, sino a los que colocan títulos en español y seguro que en otras lenguas también. La superproducción animada Baby Boss llega al mercado hispanoparlante como Bebé jefazo, Un jefe en pañales, y quién sabe de qué otra forma más.
Superproducción porque a cualquier cosa se le llama así y pega comercialmente. Pues bien, este jefazo es un hermano autoritario y manipulador que a veces adopta la postura inocente y enternecedora, según conveniencia, y lidera un grupo de pequeños como él para conspirar. Están muy preocupados porque descubren que están perdiendo influencia entre los adultos pensantes y consideran que los padres potenciales ven con mejores ojos a las mascotas.
Así, la historia pudo haberse distribuido como El hermano jefazo, aunque es probable que este título ya esté listo para otra película, quizá una que incluya al hermano maduro y sus juegos con los poderes, o a los hermanos que gobiernan indefinidamente, o cualquier otro capricho, pero es mejor no dar ideas.
Los críticos de cine le dan a Baby Boss una buena calificación señalando que es divertida, conmovedora y reflexiva. A Bolivia llegó la semana pasada como Un jefe en pañales y parece que es mejor no andar preguntando por qué se eligió ese título y no el otro, si a nadie se le ocurriría estar haciendo odiosas comparaciones. 
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