lunes, 17 de abril de 2017

Tocada con factura





A no asustarse con el título, que esto trata de músicos, cantantes y, (quién lo diría) también los DJ, que mermarán horas de ensayo para poder asistir a unos “cursos de capacitación tributaria” porque ahora deben emitir factura en matrimonios, fiestas privadas y pubs, y si no lo hacen les cantarán las cuarenta porque el contratante realizará la retención correspondiente.
La noticia ha caído como un baldazo, no tanto por el agua, sino por el propio balde, en la cabeza de los artistas porque ahora deben pensar en cómo sobrevivir en el fascinante mundo de las declaraciones impositivas como corrientes prestadores de servicios a particulares y lamentar el no haberse dedicado a ocupaciones privilegiadas como el cultivo de coca o el contrabando.
Sin embargo, hay vecinos que respaldarían gustosos el cobro de impuestos y con recargo a los DJ que taladran los oídos con sus “Ah, oh, y dónde están los solteros”, “Levanten la mano los de Guabirá (o cualquier otro equipo)” si es que no terminan de embarrarla coreando las canciones a sabiendas de que son más desorejados que una víbora.
El verdadero drama es para quienes apenas logran juntar quintos tocando en salas pequeñas o haciendo favores a los que se acordaron que eran amigos porque con las facturas no hay tu tía si es que los inspectores de la renta aparecen y piden el NIT cuando la mismísima cédula de identidad había caducado hace tres años y se está al debe en la venta de la esquina hace dos meses. 
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