lunes, 6 de marzo de 2017

Joven Cachetes




La franquicia para organizar el concurso que representaría el modelo de Estado que se empeñan en posicionar nuestros legisladores, sería Joven Cachetes –nada de Miss o Míster- como justo homenaje a la segura promulgación de la ley que aumenta la superficie para producir la sacrosanta hoja, porque el acullico y su procesamiento en gran escala así lo exigen.
Afortunadamente, este sacrificio de cocaleros (y de parques nacionales) para colocar al país en el sitial mundial que le corresponde es reconocido, entre otros, por creadores de videojuegos y sería una lástima que unos franceses sean los únicos beneficiados. Por ello, la franquicia tendría que ser nacional.
Aspirar al título de Joven Cachetes, aunque sean viejos, sería mucho más llamativo que convertirse en celebridad de redes sociales, con mejores homenajes y premios. Los candidatos no representarían regiones, sino actividades. El título lo disputarían reñidamente copetudos pescadores y cazadores furtivos, transportistas de vehículos de lujo y de utilitarios, serenos y trasnochadores de boliches, albañiles y estudiantes aventajados de medicina, y una gruesa representación de boleadores anónimos, en la categoría “mascaritas”.
El jurado premiaría al menos cinco finalistas, para no desentonar con los concursos comunes. Joven Cachetes, Cachete promesa, Escupitajo de distancia, Técnica del bico y Martilleo de hoja. La miopía opositora a la nueva ley no deja ver esta gran oportunidad.
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