lunes, 27 de junio de 2016

Otro calendario




La solución para todos los problemas. Cambiar calendario y, por qué no, olvidar la rueda, pero no del rodillo. Mucho mejor si descartamos también el papel (de ciertos periódicos) y damos el salto para poner a prueba la aplicación de teléfono que, uno vaya a saber cómo, también sustituya los rollos del “higiénico” en el baño.
El primero de los problemas resueltos es olvidarnos de que con tráfico de influencias hay personas ricas presas y otras no, igual que con el Fondo Indígena. Lo de los periodistas ya está resuelto porque  en la vicepresidencia ya se sabe hasta cómo respiran.
Con un calendario a la medida del proceso de cambio, simpatía del nuevo contralor, también se anularían incómodas cuentas regresivas, como la fecha del cambio de gobierno, o algunas del pasado. Con el borrón y cuenta cada quien decidiría la fecha de su nacimiento, que es lo único que falta por decidir, porque hace rato que el camba nace donde le da la gana. Eso de parecernos a Suiza, si nos vamos al año 5524, ya estaría resuelto “cuánto ha”.
Como el orden es precisamente lo que nos caracteriza, estuvo muy bien que el Presidente critique el calendario gregoriano por desordenado. Con meses iguales de 28 días, se trabaja menos. Con 13 meses al año, se gana más, y como los tiempos pintan tan promisorios, el triple aguinaldo sería un hecho.
Valió la pena esperar 150 de los años desordenados. Apareció el que mostró la solución para todo, incluso desde la cama.
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