lunes, 23 de noviembre de 2015

Acción de gracias



Los pobres pavos que, dicho popularmente, pagan el pato en la celebración del Día de Acción de gracias en Estados Unidos, justo en la víspera de que sean las billeteras las “pagapato”, porque el viernes negro hay que comprar, comprar, comprar, desearían –supuestamente- haber nacido en Japón, donde hoy se celebra el Día de acción de gracias por el trabajo, uno de sus contados feriados nacionales.
En el ritual japonés el foco no está centrado en el pavo cocinado, ni en el indultado por el presidente Obama. La figura principal es el trabajo, la bendición de contar al menos con uno y a no ser que se trate de algún seguidor convencido del célebre Ron Damón, tener un trabajo fijo siempre será algo positivo en cualquier parte del mundo. Claro, este trabajo debe ser remunerado convenientemente, o por lo menos de modo puntual y sin vueltas o triquiñuelas.
Los trabajadores japoneses agradecen al dios Shinto por contar con un puesto laboral. El emperador también lo hace y es una lástima que esta costumbre no haya sido exportada con el éxito de otras. O quizá ya la tenemos incorporada, pero al revés, igual que nuestro reloj en el Congreso, porque aquí celebramos el no tener que ir a trabajar y cuando el feliz momento llega, que es más de una vez al año, también sabemos a quién le tenemos que estar eternamente (o re-re) agradecidos por no tener que trabajar, con la condición de tener trabajo y todos los beneficios habidos y los que están por haber.
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