lunes, 26 de octubre de 2015

Volver al futuro





Recién en el mundo del cine se celebró la fecha en la que los viajeros del tiempo arribarían tras subirse a un auto mágico. Como hace 10 y 20 años, se hizo un recuento de los avances tecnológicos y en diez o vente años es muy probable que se lo vuelva a hacer. Por lo pronto, los únicos autos voladores son los que podrían estar atravesando alguno de los puentes a medio caer en Cochabamba o los que pasan raudos en cualquier avenida cruceña. Los cordones de los zapatos que todavía eran ajustados por subordinados atentos, ahora sí son realidad gracias al empeño de Nike, pero todavía no están en la feria de El Alto ni en la Cumabi.
Sin embargo, ni en el más accidentado viaje en el tiempo se pudo haber imaginado la situación en la que la reina del carnaval asuma a plenitud su soberanía y mantenga en vilo, no solo a una comparsa, la coronadora, sino a todas las comparsas asociadas. Basta que levante o baje su delicado pulgar para sellar la suerte del evento en el que las autoridades municipales encontraron el momento oportuno para dejar de ser invitados de palo, o de palco, según como se quiera ver.
Salvo que el auto que viaja en el tiempo quede atrapado entre algún bloqueo del transporte pesado en Santa Cruz o de minibuseros en La Paz, o quede plantado en las zanjas hechas para impedir el asentamiento de vendedores ambulantes, ni siquiera en una travesía así de accidentada, alguien hubiera imaginado que la reina llegue a tanto. Nuevamente la realidad superando a la ficción. 
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