La potente luz del aparato que
borra la memoria es una de las claves en la película Men in Black (1997). Tener un dispositivo para hacer de cuenta que
algo no ocurrió es un viejo anhelo humano, pero antes de Hollywood, un papa,
Gregorio XIII (1502-1585) ya había borrado de un plumazo los días comprendidos
entre el 5 y el 14 de octubre de 1582 porque de algún modo había que cuadrar
los calendarios por un pequeño error en los tiempos del emperador Julio César y
como los errores no resueltos a tiempo se hacen cada vez más grandes, los
minutos de falla se volvieron días.
En tiempos de cambio, con relojes
que marcan la hora en sentido inverso, no suena tan descabellado soñar con
adoptar otro calendario y eliminar determinados días, por ejemplo todos en los
que machaconamente se pasa y repasa unas imágenes violentas, sobre un incidente
que involucra a un joven personaje televisivo de la farándula criolla.
Si no se puede, aunque sea que
disparen el fogonazo cinematográfico, para borrar de la memoria el incidente y
el morbo con el que se lo muestra, no porque se prefiera mirar a otro lado
frente a una realidad de la que somos cómplices, sino porque es imposible
disminuir la violencia si van a exhibir mañana, tanda y tunda y nunca mejor lo
de tunda, las escenas de un muchacho masacrando a otro en el piso.
Por
si fuera poco, con tanta lavada de manos, igual que en los tiempos del
astrónomo errado, el retrato de nuestra sociedad queda completo. Fb