Asignar días
festivos es una delicada actividad que ocupa a los funcionarios de Naciones
Unidas y a sus embajadores, porque algo deben hacer en Nueva York. Así
decidieron que el 21 de febrero sea el Día Internacional de la Lengua Materna,
para celebrar el multilingüismo y la diversidad cultural.
También determinaron
que cada una de las seis lenguas oficiales de la ONU tenga su propio día; 8 de
diciembre para el Árabe; el Chino, aún sin consenso; el 23 de abril para el Inglés,
por el natalicio de Shakespeare; el 20 de marzo para el Francés, día de la
francofonía; 6 de junio para el Ruso, aniversario de Pushkin; y el día de hoy
para el Español, día de la hispanidad, todas fechas con significación histórica
y simbólica.
“Pa k ce felisiten
ha guzto ;)”, las variantes populares de estas y otras lenguas quizá lleguen a
tener su propio día, en memoria de la creación de WhatsApp, o de Facebook, porque
el nuestro no es el único idioma estropeado en las redes sociales.
Entonces, bajo la consigna presidencial del “Pidan lo que
quieran”, si el pasado viernes, Día Mundial del Huevo, regalaron aquello que
ponen las gallinas, que hoy regalen diccionarios. Soñar no cuesta, sin olvidar
que muchos funcionarios públicos que apenas desatan el Español
tienen que pasar cursos de lengua nativa para quedarse en la pega o de Inglés
para ser competitivos.
Por la lengua,
¡salud!, ya que dejó de ser políticamente correcto celebrar otras cosas en este
día.
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