lunes, 27 de abril de 2015

Tertuliano

El santoral recuerda hoy a Tertuliano de Cártago, un filósofo cristiano de los siglos segundo y tercero, acusado de inspirar a los inventores de la tertulia, un grandioso invento que reúne a algunos de sus exponentes distinguidos en zonas como la avenida Monseñor Rivero, esa que le dicen bulevar en Santa Cruz.

Tertuliano carga con esa cruz, que bien puede ser estrella, según el opinante, porque cuentan que argumentaba con paradojas y juegos de palabras, de un modo que dejaba a sus interlocutores dudando hasta de las ideas propias.

Hazte de fama y échate en cama, reza el dicho popular adaptado por Shakira a “recibí mis tres récords Guinness enmarcados y he decidido relajarme un rato con ellos en el sofá”, pero Tertuliano no la ha debido pasar bien con su fama en esa época. ¿Quién querría conversar con él y sentirse ridiculizado? 

Mucho después, fue rescatado y se puso de moda en las florecientes urbes de la Edad Moderna, donde los círculos de intelectuales discutían sus obras y a estas reuniones las llamaron tertulias.

Este diario extraña a su Tertuliador, que desde su espacio fijo, el mojón de la esquina, nos entretenía e informaba. Ahora están de moda los conversadores de pantalla y Tertuliano, que viene de tre Tullius,“el que vale tres veces Tulio”, el gran orador romano, en estos días buscaría afligido dónde recargar su smartphone para comentar desde el Bailando por un sueño, o sobre política, que al final viene siendo lo mismo.

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