Era sabido que no la tendrían fácil los actores y actrices del Festival de Teatro porque algunos infiltrados se las ingeniaron para no quedar fuera de escena.
Por ejemplo, estuvieron en la tragicomedia Indignados, interpretada estelarmente
por Wilma Velasco, presidenta del Órgano Electoral, sobre la elección en
Chuquisaca.
El público no terminaba de digerir semejante
actuación, ni las papitas fritas, cuando en Cabezas se puso en escena Juego de dados, para definir una
concejalía. Llovieron críticas contra esta obra, por la jurisprudencia que
podría establecer y privar a las audiencias del espléndido espectáculo de votar
en lo sucesivo, en vez de reconocer que fue lo más transparente de las pasadas elecciones.
En lo mejor de estas obras y mientras los
asistentes continuaban usando sus teléfonos en las salas, olvidándose que no
están en el cine, como para que sigan masticando a todo carrillo y botando
basura, sino en una función de teatro, unos policías montan una obra oscura y
supuestamente roban electricidad de un poste de alumbrado público, lo cual no
fue comprobado hasta bien entrado el tercer acto.
Después los espectadores corrieron
hacia El Cristo para la función metafísica No
girar a la izquierda en la rotonda, en la que se da el papel estelar nada
menos que al Papa.
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