martes, 24 de marzo de 2015

Serendipia




De casualidad leí un artículo de Bárbara Samaniego sobre las veinte palabras más bonitas de nuestro idioma. No dice cómo se hizo la selección, pero la del título es la quinta. Supuestamente significa encontrar algo inesperado y feliz mientras se busca otra cosa. La RAE aún no la registra, ni como serendipidad.

Ahora que prohibieron las cámaras de vigilancia en espacios laborales y la Policía Boliviana instruyó a sus efectivos que impidan las grabaciones a uniformados en el ejercicio de sus delicadas funciones; como fornicar en vehículos en vía pública, prestar el armamento letal para que las amigas posen “pal feis”, o que los parapolicías del Gacip cumplan sus heroicas labores de modo simultáneo con terapias antiestrés, como se difundió ampliamente en estos días, descubrirlos será una casualidad, y casualmente volverán a ser frecuentes los extravíos en los escritorios de los oficinistas.

La serendipia se aplica a lo positivo, a meter la mano al bolsillo de un pantalón sucio y encontrar el billete de cien dado por perdido, no a pasar por la calle de la ex pareja y toparse con ella a la hora regular, tampoco a ver al comentarista deportivo Toto Arévalo y no al cantante Fabio Zambrana entre los intérpretes de la canción al mar auspiciada por el Gobierno, ni que propongan cuadricular el uniforme de la selección de fútbol. Eso tiene otro nombre, que casualmente puede estar en la lista de las veinte palabras más feas del diccionario.