Una modelo puso
la cara y su nombre para expresar el sentimiento que otras guardaron por pudor
o simple criterio y ha generado un farandulero debate, mucho más comentado que
ministro anunciando que la Policía dejaría de atender atracos por temor a las
críticas.
La joven de
marras lamenta la publicitada irrupción de una menonita, tan boliviana como
ella, en el competitivo mundo del modelaje y con altísima expectativa en la
vitrina más importante, es decir la Expocruz, y su envidiosa osadía le ha
merecido réplicas y sugerencias de toda índole, algunas incluso más furiosas
que las que merecería el funcionario público chantajista.
Le caen con
todo porque defiende, desde su perspectiva e interés personal, el campo laboral
amenazado, tal como lo hacen de modo cotidiano otros gremialistas en bollo y
afectando el interés público hasta las últimas consecuencias. Lógicamente es imposible
justificar a la modelo, pero la están lapidando mientras en otros ámbitos están
ocurriendo cosas peores.
Hay mucha intolerancia y, está claro, no es
precisamente bueno el ejemplo que dan algunas autoridades que se supone
racionales, pero actúan como mocoso caprichoso con unos berrinches tanto o más
ridículos que el de una ciudadana ejerciendo su libertad de expresión, como
este columnista, que tras 224 semanas en este espacio le pone punto final a su
penúltima entrega hablando de figuritas y titulando como en su primera vez.Fb