lunes, 25 de julio de 2016

La ciencia de la felicidad (I)




Un investigador de Harvard llamado Dan, que no es pariente de Leo Dan, aseguró que el secreto de la felicidad es simple: sexo, ejercicio, música y conversación. O sea que en este campo también estábamos haciendo las cosas al revés, como todo en el proceso de cambio.
Nunca seríamos felices aplicando la fórmula en el sentido acostumbrado: primero conversa, luego música (baile), ejercicio (escapar de los gendarmes en las batidas), dejando para el final lo primero.
Sin embargo, los detractores del científico dicen que sin tantos experimentos, en Bolivia se logró la felicidad máxima un día como hoy, en 1993, cuando con un 2 a 0 se le arrebató el invicto histórico a Brasil en eliminatorias mundialistas.
Quienes ya no creen en las fantasías del fútbol, sostienen que es aún más infalible la técnica de hacerse el sueco. No para parecerse al choco de Suecia que interpreta al nuevo Tarzán, sino al valiente canciller, que tras diez años en la sombra, tuvo un rol protagónico en la Cancillería y nos llenó de felicidad, pero a la inversa; primero dando palo a Chile y luego esperando que actúe la diplomacia para que los pobres camioneros bolivianos no sean tratados peor que antes.
Parece que éramos más felices cuando dijo que las piedras seguían la receta de Harvard antes de que se funde la primera universidad, o cuando al ministro de la presidencia le sale el tiro por la culata con su Wikileaks,  al derecho y al revés. (Continuará).
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lunes, 18 de julio de 2016

Realidad aumentada




La realidad aumentada de Pokemon Go, aplicación para teléfonos más inteligentes que sus usuarios y que hace furor en el mundo, quedó chica frente al megarealismo de ciertos acontecimientos locales y nacionales, aunque para un colegial nada puede ser más aterrador que volver a clases con frío después de una calurosa vacación.
Los mayores, que insisten en leer noticias y mirar y escuchar informativos en los que se mezclan tragedias europeas con ventosidades de una presentadora de tv delatada por su pequeño hijo y la pelea campal de universitarios por apenas mil millones de presupuesto en simultáneo con el juramento de la directiva carnavalera, podrían jugar a atrapar monstruos en las pokebolas porque ya perdieron la capacidad de asombro y de temor.
Como el otro títere de la Alcaldía, el de peluche, que se llama Transparentito y ayudará a erradicar la corrupción, pero no podrá contra la ex ministra llamada Amnesia porque ya es la denunciante del Fondo Indígena y para denunciarla se necesitan otro tipo de bolas, y más persistencia que la del opositor apodado El Bolas.
Así, entre chiste y chiste y en plena efeméride paceña, el presidente anunció que pediría el cambio de nombre a la Cancha Zapata porque le traía malos recuerdos y pesadillas que ni con las estatuas a sus papis en un supermercado punateño podía olvidar. Pokemon Go tendría que aumentar su realidad para lograr algún éxito en Bolivia.
Fb 

jueves, 14 de julio de 2016

Da para rector




Ese fulano que está arriesgando parte de su patrimonio económico, lo poco que le queda del buen nombre y de la vergüenza, que hizo los amarres previos y firmó los papeles para salir en la tele, ha hecho méritos suficientes como para ser rector de la universidad pública.
Merece el cargo, vivir bajo el manto de la sospecha, para hacer los cambios que no modifican la estructura con la que puede proclamar autonomía y de modo simultáneo esperar que se deposite puntualmente el dinero estatal en las cuentas autónomas que el Ilustre Consejo Universitario finge controlar y siempre las muestra insuficientes, porque de lo académico para qué hablar.
Cómo no va a dar para rector si pagó su derecho de piso trabajando gratis tantos años, alzando en hombros y quizá amarrando los cordones como se estila en otras instituciones públicas para hacer la carrera académica esperada, participando en mitines y en reuniones reservadas para ascender en el escalafón, sin importar si para ello deja sin clase a más de cien estudiantes acomodados en pupitres y en pasillos aledaños del aula.
Colóquenle de una vez la banda en el pecho, que jure cumplir y hacer cumplir aquello que recitan de memoria, total, eso de aparecer en algún ranking universitario internacional es para mentes estrechas que siguen creyendo que esto es para estudiar. Así se acaba la bulla y la amenaza de que nos asusten porque el desmadre se hace grande. Da para rector, es el indicado. Quién lo duda.