lunes, 18 de julio de 2016

Realidad aumentada




La realidad aumentada de Pokemon Go, aplicación para teléfonos más inteligentes que sus usuarios y que hace furor en el mundo, quedó chica frente al megarealismo de ciertos acontecimientos locales y nacionales, aunque para un colegial nada puede ser más aterrador que volver a clases con frío después de una calurosa vacación.
Los mayores, que insisten en leer noticias y mirar y escuchar informativos en los que se mezclan tragedias europeas con ventosidades de una presentadora de tv delatada por su pequeño hijo y la pelea campal de universitarios por apenas mil millones de presupuesto en simultáneo con el juramento de la directiva carnavalera, podrían jugar a atrapar monstruos en las pokebolas porque ya perdieron la capacidad de asombro y de temor.
Como el otro títere de la Alcaldía, el de peluche, que se llama Transparentito y ayudará a erradicar la corrupción, pero no podrá contra la ex ministra llamada Amnesia porque ya es la denunciante del Fondo Indígena y para denunciarla se necesitan otro tipo de bolas, y más persistencia que la del opositor apodado El Bolas.
Así, entre chiste y chiste y en plena efeméride paceña, el presidente anunció que pediría el cambio de nombre a la Cancha Zapata porque le traía malos recuerdos y pesadillas que ni con las estatuas a sus papis en un supermercado punateño podía olvidar. Pokemon Go tendría que aumentar su realidad para lograr algún éxito en Bolivia.
Fb