Algunos le llaman producción
intelectual, otros no insultan tanto. El hecho es que a los escritores les han
salido, como choferes que se meten en la fila de los casi extintos cruces viales
a la izquierda, unos autores que en sus ratos libres quizá se dediquen a sus
ministerios.
Editar un libro cuesta mucha
plata, así que para los desubicados que están preguntando justo en la
presentación de estas “obras” ¿dónde está la plata?, pues ahí, ¿que acaso no lo
están viendo?
Es injusto que tanto esfuerzo no
sea valorado y como ya se perdió el respeto y también el miedo, con profunda
tristeza toca ver el rostro desfigurado del presentador, que no es cualquier
Tribilín, para que lo estén interrumpiendo tan seguido.
Quienes no tienen pasatiempos en
la administración gubernamental pueden seguir haciendo mil y un sacrificios, en
ídem noches, para estar en una Feria del Libro, escribiendo a sabiendas que ya
deben estar en imprenta títulos como “Cadetes y su derecho a beber”, “Los
trabajadores de la red naranja pueden seguir en paro”, “La gran siete, se fue
al agua mi aifon” o “Qué te importa mi sombrero”.
Esas y otras producciones podrían
compartir en la portada la popular imagen del cumpleañero de hoy, Yao Ming, que
los de la Dirección Nacional de Memes y Likes deben conocer bien y si no lo conocen
es el chino que simboliza esas situaciones en las que te la suda lo que está
pasando, dicho así tan vulgarmente, como viene bien al caso.