domingo, 7 de agosto de 2016

De colirios y otros




Continuando con esto de la ciencia de la felicidad, resulta que de tanto en tanto se promocionan unos colirios “para los ojos”, aparentemente del mismo laboratorio que produce jarabes para la garganta, crema para la piel y champú para el cabello, pero resulta que son fotografías de chutos y chutas y ni con un máximo esfuerzo alivian la picazón provocada por el humo de la patrimonial temporada de chaqueos.
Habrá que buscar los colirios que se aplican en gotas, útiles también si se acabaron las lágrimas cuando toca llorar al saber que los atletas que necesitaron apoyo económico todos estos años para prepararse y representarnos modestamente en las olimpiadas, tendrán que sacarse la infundia (o enjundia, según el modismo) para lograr alguna medalla y cobrar los dólares imperialistas de la promesa presidencial.
Pestañeando y con la visión un poco más clara, se puede apreciar también que esto de la elección de la reina del Carnaval, o de la felicidad, es un asunto complicado pues la elegida anticipadamente y ratificada por la Alcaldía se bajó rápido del carro porque dijo que lo de ahorrar no va con los coronadores, que van a ser muy felices derrochando alegría y lo que fuera necesario porque no quieren quedar como sus yescas antecesores.
Sin embargo, la más feliz es la ex ministra a la que le diagnosticaron sobredosis de impunidad y se recupera con el suero de la felicidad en una clínica, porque dónde más se podría recuperar.

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