domingo, 7 de agosto de 2016

Buscando pelos y monstruos




Admito que la capacidad de memorizar nombres no es un atributo que pueda vanagloriar y quizá por ello me resulta admirable cómo mis hijos y gran parte de los jóvenes y no tan jóvenes que conozco logren identificar sin problema a los monstruos animados que están de moda con la aplicación Pokemon Go. Apenas puedo recitar los nombres de algunas autoridades y ex autoridades que, a tono con la anunciada llegada de Ricky Martin, no solo tararean muy bien “la mordidita”, sino que pareciera que la aplican por consigna.
Ojalá que la confesión no vaya a resultar ser de cunumi, porque se van a enojar los que están suponiendo que la gente se enoja y también los que se molestan porque otros se divierten a su modo y no les piden permiso para hacerlo.
Están tan molestos que son incapaces de ver que lo mejor de este juego, es que obliga a salir a caminar, aunque al hacerlo se deba tener un ojo en el aparato y otro en el piso y el entorno para no tropezar, ni ser atropellado o asaltado. Tales son habilidades que muy bien podrían considerarse para una disciplina olímpica en el futuro.
Si hablamos de olimpiadas y de otras disciplinas en las que destacamos y el organismo internacional no reconocerá porque no admiten profesionalismos, podríamos mencionar a la rápida el armado de tarimas que se desarman con el viento, los discursos de efeméride para el viento, y la facilidad para amargarse con cualquier pretexto, incluso en el aniversario patrio. 
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