Admito que la capacidad de
memorizar nombres no es un atributo que pueda vanagloriar y quizá por ello me
resulta admirable cómo mis hijos y gran parte de los jóvenes y no tan jóvenes
que conozco logren identificar sin problema a los monstruos animados que están
de moda con la aplicación Pokemon Go. Apenas puedo recitar los nombres de
algunas autoridades y ex autoridades que, a tono con la anunciada llegada de
Ricky Martin, no solo tararean muy bien “la mordidita”, sino que pareciera que
la aplican por consigna.
Ojalá que la confesión no vaya a
resultar ser de cunumi, porque se van a enojar los que están suponiendo que la
gente se enoja y también los que se molestan porque otros se divierten a su
modo y no les piden permiso para hacerlo.
Están tan molestos que son
incapaces de ver que lo mejor de este juego, es que obliga a salir a caminar,
aunque al hacerlo se deba tener un ojo en el aparato y otro en el piso y el
entorno para no tropezar, ni ser atropellado o asaltado. Tales son habilidades
que muy bien podrían considerarse para una disciplina olímpica en el futuro.
Si hablamos de olimpiadas y de
otras disciplinas en las que destacamos y el organismo internacional no
reconocerá porque no admiten profesionalismos, podríamos mencionar a la rápida el
armado de tarimas que se desarman con el viento, los discursos de efeméride para
el viento, y la facilidad para amargarse con cualquier pretexto, incluso en el
aniversario patrio.