lunes, 18 de mayo de 2015

Las mil y una


Entre que Sherezade y Onur sellan o no su unión, pese a lo que diga la prensa sensacionalista turca, que es como la de cualquier país, en el Servicio General de Identificación Personal están registrándose con profusión tales y otros nombres de personajes de este melodrama. Algunas de estas niñas y niños ya tienen circulando en redes sociales sus certificados de nacimiento, a los que se sumarán, quizá con tanto o mayor éxito los Francisco y Franchesca, los Panchos del futuro cercano y contemporáneos de las Anabel nacidas entre fines del año pasado e inicios de este.

Mientras zafamos de alguno de los bloqueos móviles, como han sido bautizadas las movilizaciones de los transportistas que demandan su derecho a contribuir con su grano de arena al caos vehicular, mil y una historias se tejen sobre cómo resolver el asunto, especialmente si por este conflicto se demora la llegada a casa, en alguna de las mega urbanizaciones de otros municipios, eso si es que al llegar no se descubre que los ladrones ya cargaron con la tele y la novela.

Acostumbrados a posponer los conflictos hasta que adquieren una dimensión mayor, autoridades y el resto de los mortales disfrutamos del entretenimiento de este tipo, en horario pico, en directo, o por TV, de sujetos dándose cinturonazos. Luego vendrá  el esparcimiento en el competitivo horario estelar nocturno, removido con el reciente retorno de Marcelo Tinelli, un flaco pesado, según como se quiera entender.


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