Hay
ventanillas de todo tipo y vienen a ser como el corolario, la ansiada meta, de
una fila iniciada cada vez más temprano, donde hay por lo menos dos
posibilidades: que lo traten a uno con las patas, que es lo corriente, o que lo
atiendan bien y, excepcionalmente, de modo memorable, como un caso reciente
divulgado en redes sociales que vale la pena destacar.
¿Dónde
están los que no conocen el tren?, dijo el boletero con acento grave
dirigiéndose a unos niños y luego embarcó personalmente a una familia feliz de
cumplir el sueño a sus pequeños en un viaje de apenas cuatro, pero muy
significativas leguas.
Por
ser tan excepcional, no sólo el trato, sino también el reconocimiento de los
beneficiarios directos, se hizo un seguimiento y se descubrió que el
funcionario de la Ferroviaria Oriental Juan Carlos Zeballos hace un tiempo
ya había atendido un parto a bordo del
tren en el tramo entre Aguas Calientes y Roboré.
¡Cuánto
cambiaría la convivencia con unos cuantos como don Juan Carlos atendiendo las
ventanillas en Migración en el aeropuerto o en las de inscripciones en la
universidad pública o en los centros de salud!
Nadie dice que es fácil tratar con infinidad de
personas, pero si los trenes y ahora los monorrieles se van a volver a poner de
moda, con gestos amables en las ventanillas de las entidades públicas y también
algunas privadas, es un buen inicio, porque las filas y los problemas muy
pronto no se van a acabar.FB