Apenada se me aproximó una
celebritrucha de las que abundan, tal cual lo señaló la periodista Silvana
Vincenti, porque deseaba saber qué tendría que hacer para quedar como celebriti
a secas. Poco entendido en estos asuntos, no pude confortarla, pero parece que su
foto recién publicada de un evento de hace varios días, sí.
Después me puse a pensar y como
para esto no hay referendo, ni reglamento municipal tirado de los pelos, supuse
que una verdadera sería una que recorra la pista en una rueda de la moto y se
caiga a propósito para que el espectáculo esté completo, porque el del porrazo
no es cualquier bate olla.
Probablemente también deba
pertenecer a una comparsa reconocida, como la que tiene antecedentes de haber
sido socorrida por padrinos improvisados para pagar a los músicos, según relata
Bismarck Kreidler en su libro Comparsas
tradicionales, y que casualmente muchos años después se vea envuelta en un dime
y direte mayor porque tenían todo para carnavalear, menos la plata, y los
auspiciadores se mostraban algo exigentes. A cualquier carnavalero le llega la
yesquera.
Quizá
para ser una verdadera celebriti no basta con haber consumido en los veinte locales
de comida del Ventura Mall, ni pagar los treinta bolis del estacionamiento. O
sea, es realmente complicado. Algún día podremos celebrar la salida de esta
penosa condición como ciudad y tener celebridades hechas y derechas. Solo es
cuestión de que las truchas le pongan más empeño.Fb