Por lo menos van 46
años desde que estamos en la
Luna. Un día como hoy, y tras cuatro días de viaje sin
amenaza de derrumbes ni de bloqueos, la nave tripulada se posó en el satélite
para que al día siguiente, en realidad 6 horas y media después, los astronautas Armstrong y Aldrin den su
vuelta de popularidad. Ha pasado tanto tiempo, pero da la impresión de que
seguimos por allá.
En la Luna porque se polemiza sobre
si Romina Rocamonje debe ir o no al concurso Miss Universo, que quién sabe
dónde se hará, cuando la oportunidad para lograr aproximarnos al codiciado
cetro es mayor y es cuestión de tener fe para que sigan los abandonos latinos,
pero sin exagerar, para que el evento no se vaya a otra galaxia.
Como no vamos a
estar en la Luna
si la probabilidad de elegir a la representante de uno de los países más
pobres, siguiendo la lógica que usó el papa Francisco para su periplo reciente,
puede ser un golpe mediático muy favorable para Donald Trump y su negocio
mezclado con la política, todo ello sin desmerecer a nuestra bella candidata.
Sea
cual fuere la decisión, no será asunto de Estado, y es bueno que así sea, salvo
que se reflote la idea de postularnos como sede, en especial si el asunto
marítimo baja de perfil, o si la
Fifa decide reconsiderar los mundiales y darnos la
posibilidad de colmar el nuevo estadio chapareño. Aunque pensándolo mejor, eso ya
es estar en Plutón, o en cualquier otro planeta
que tenga candidatas intergalácticas.Fb