Ha llegado el cuento de que al magnate Donald Trump le
negaron la llave de la ciudad Doral, del condado Miami Dade, sede del Miss
Universo este domingo. Alegan que colocó cientos de palmeras en el contorno de
su cancha de golf y tapó las panorámicas de la ciudad. Su alcalde, Luigi Boria,
no quiere contradecir a los electores ni que le sigan diciendo cerrajero por
entregar llaves a diestra y siniestra.
Bien podría utilizarse este antecedente si persiste la
idea de traer la final del concurso internacional a Bolivia, y a Santa Cruz.
Aquí, los totaíses plantados en las avenidas han sido derribados de a poco por
automovilistas y los frondosos mangales en varios lotes estratégicos ya son
recuerdo, mientras el cordón ecológico desaparece para que se pueda ver el
vidrio y el cemento nuevos.
Doral invirtió 2,5 millones de dólares para esperar el
evento y sus ciudadanos están contentos de recibir a las bellezas, incluida nuestra
Claudia Tavel, pero se ve que al multimillonario le tienen ojeriza porque
pasaron por alto los 300 millones que invirtió en el Trump National Doral
Miami.
Aprovechando la Alasita 2015, algunos pedirán a la diosa fortuna que
el Miss Universo finalmente llegue al país. Año electoral, da para todo. Incluso
para juntarle un llavero con muchas llaves a Donald y así olvide el desaire
doralino, aunque no invierta ni en una cabaña en la floreciente San Germán y
sigamos endeudados por organizar la cumbre del G-77.