lunes, 26 de enero de 2015

Bum Bum y ¡Bum!



Para cuando esto salga, el universo tendrá flamante reina. Miles seguirán aspirando a títulos diversos, en una industria global, lucrativa y cruel que involucra a unas víctimas sonrientes y adoloridas, algunas hospitalizadas y otras enterradas como flores plásticas. Nada nuevo se ha dicho hasta aquí, ni en el desgarrador testimonio de la segunda en el concurso brasileño Miss Bum Bum, que es tan ganadora como la primera y la cuarta, o como la décima o la veinteava porque también se celebra, como en el deporte y la lotería, la aproximación.

Quienes organizan eventos se declaran incomprendidos en un mundo de envidiosos y de feos cuando qué de malo puede tener mostrar la belleza, aumentarla, corregirla y obsesionarse para que la sociedad se sienta reflejada en esa imagen retocada, estandarizada por “expertos” que envenenan el alma de las víctimas, de ambos sexos, induciendo al auxilio en la ciencia y en el engaño.

Son también noticia los llamados para que la publicidad incluya a personas comunes y se lucha para que las muñecas se parezcan más a la gente, en una batalla imposible porque la vanidad solo cobra factura a la víctima y convierte el negocio en redondo, en una paradoja circular, porque es mejor no hablar de esto y centrarse en los próximos concursos y reinados, porque eso le gusta a la gente, en especial a la que cuenta los billetes en los valles de silicona, o de lágrimas si las operaciones estéticas hacen ¡Bum!