En los Países Bajos, además de tulipanes, cultivan un fino humor en su
televisión y no necesariamente porque una de las regiones con los mayores
campos de cultivo se llame Flevolanda. En
Evolandia, que se promociona como país alto, el presidente, ex convaleciente de
la rodilla izquierda y también de la derecha, las cuales aparentemente ya están
habilitadas porque por algo hay que empezar, hasta hace chistes con ellas, aunque
eso no se ha podido comprobar.
Los humoristas holandeses se muestran resignados a ser segundos, ya que los
Estados Unidos están primero, según Donald Trump, el más chistoso de todos,
“ever”. Sin embargo, no habría por qué dejárselas tan fácil a estos chocos. Nosotros,
en vez de aceptar un honroso tercer lugar, podemos ir tras la punta con las
cifras de los once años de gestión y el bombardeo de nubes.
Esa
manía de comparar países es un deporte que se practica a escala global y cada
quien se anota en las competencias que mejor le convengan. Por ejemplo, hay un
club de países que juegan a ser transparentes y todos los años se mofan de los
que ya ni ministerio de transparencia tenemos. Otros luchan para mejorar su
posición en las mediciones sobre educación, aunque en aquellas nosotros ni
participamos porque para qué. En otro tiempo también aspirábamos a que los
chistes presidenciales aparezcan en algún ranking internacional, pero así está
difícil, mientras otros, como Holanda, van a paso firme, incluso sobre el mar.Fb