domingo, 30 de octubre de 2016

¡Na que ver!





Es simple casualidad que la red televisiva que explota el Na que ver sea la misma que botó sin paga a sus periodistas más sacrificados. Por lo (no) visto, aquello de investigar temas, descubrir en qué se invierte el dinero público o cómo se piensa el porvenir es aburrido y poco conveniente.
Lo que rinde, lo que deja contento al jefe es colgarse de lo divertido en redes sociales, como lo que hacen y dicen las personas en estado de ebriedad. Esas vainas del derecho a la intimidad, el respeto de la imagen, son para otra gente. No basta la edición malintencionada, se compone una cosa que hasta le llaman canción para banalizar la violencia y quizá soñar un Nobel por ello. 
De la farandulización, si acaso existiera esa palabra, se pasó a la viralización, otro sopapo para el idioma y para el periodismo, convertido en reportería del chisme y del escándalo callejero.
Burla y reiteración. Abuso de poder, de poder hacer cualquier cosa para armar un informativo. Claro que solazarse en la desventura de los más pobres no debería sorprender si se pudo ignorar a los propios ex colegas en desgracia.
Ya quisiéramos ver un poquito de esa irreverencia contra los poderosos, ese seguimiento obstinado para escarbar y ayudar a entender qué pasa con las autoridades, con la justicia y con los temas que de tan podridos es mejor tenerlos escondidos. Nada que ver con el periodismo. ¡Cómo rogarán estos mercaderes para que no demore el próximo viral salvador!
Fb 

lunes, 24 de octubre de 2016

Alfombras mágicas






Por arte de magia, el ministro blindado, el economista adulado, el nada tenía que ver con las 33 alfombras persas para su Ministerio, ha perdido temporalmente su popularidad. Por lo menos hasta que aparezca otro cuento, como cuando se supo de coincidentemente 33 camiones mágicos cargados con mercadería para otro ministro tan insustituible como el vicepresidente.


Nadie duda que hay una enorme diferencia entre transitar los tiempos de vacas flacas sobre una alfombra de Irán o de India a hacerlo sobre otras de menor fama y precio. O esconder la basurita, los escandalitos y otras cositas bajo las alfombras mágicas. Si de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, el del proceso de cambio por lo menos estará alfombrado.


Aunque parece que ya no las van a comprar tan caras y las funcionarias ya fueron destituidas por sus errores garrafales, los 33 del refugio en el Gobierno austero están muy bien.

La numerología señala que el 33 es un número maestro cargado de equilibrio, espiritualidad y del amor en su más pura expresión, mediante la entrega, sacrificio y compasión. Es decir una descripción perfecta de los conductores de la nave, y de los Illuminatis que dizqué controlan en secreto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que justamente hoy celebra su aniversario.  “Diga 33” al médico si estas casualidades le provocan  por lo menos ahogo.  Porque algo deberían provocar los cuentos de Las mil y una noches que nos toca escuchar.
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