lunes, 5 de octubre de 2009

Los candidatos están en busca de empleo

Está comenzando oficialmente la campaña electoral y los actores políticos van a tratar de ocupar los medios a como dé lugar. Ahora que van a bombardearnos con mensajes, con críticas y alabanzas a conveniencia, recordemos las palabras del periodista colombiano Javier Darío Restrepo, cuando decía que al candidato debemos tratarlo como a la persona que busca un empleo.

El candidato debe demostrar que puede cumplir lo que ofrece y debe estar acompañado de buenas referencias. El trabajo que se le está ofreciendo es nada menos que conducir la nave del estado. ¿Contrataría una aerolínea a un piloto del cual no tiene referencias ni ha demostrado tener capacidad para pilotar un avión de millones de dólares con la responsabilidad de la vida de cientos de pasajeros? Y tampoco caer en el otro extremo. No podemos atacar la dignidad de quienes están en carrera electoral, ni menospreciarlos sin haberles dado la oportunidad para que se hagan conocer.

Es decir, tenemos que cuidarnos de caer en la tentación de trabajar con las agendas de los estrategas del marketing político, de los interesados en mostrarnos una realidad polarizada y enfrentada. Por ello también estamos obligados a cuidar el lenguaje, a evitar que nuestras informaciones enciendan pasiones, generen odios, busquen la confrontación sólo por la necesidad de crear circo. Los insultos, la guerra sucia, los ataques a la dignidad tienen un efecto devastador en las familias de los candidatos por mucho que digan que están curados de espanto. Si son ellos los que ingresan a ese terreno, nosotros no tenemos por qué seguirlos y ensuciarnos.
Esta nueva etapa en el calendario electoral plantea un nuevo desafío para los trabajadores de la prensa y al menos tres interrogantes: ¿Estamos preparados para afrontar este proceso? ¿Cuál es el rol que nos toca desempeñar? ¿Cuál es nuestra responsabilidad?

Muchos dirán que no es la primera elección que le toca cubrir o que en los últimos tiempos hemos ido tantas veces a votar que sólo es una más, pero esas no son respuestas. No es lo mismo decir: ya estuve trabajando en elecciones, que: estoy preparado para cubrir estas.

Estar preparado para dar buena información implica conocer antecedentes de los candidatos, revisar la historia reciente, escuchar las demandas ciudadanas y a ser críticos con las ofertas electorales, vale decir, conseguir datos, cifras, biografías, informes, estadísticas y, de ser posible, las propuestas.
Prepararse también es ser consciente de la necesidad de buscar fuentes alternativas, renovar el directorio telefónico, estudiar las normas, la ley electoral y la Constitución. Tener a mano los contactos para poder hacer mención precisa de fuentes pertinentes y mostrar datos, citas o argumentos demostrativos.

Si asumimos que nuestro rol y nuestra responsabilidad es ayudar a tomar decisiones, vamos a hacer todo lo posible para observar en nuestro trabajo cotidiano los estándares de calidad del periodismo, que en época electoral se hacen imprescindibles; a saber, el pluralismo, es decir, brindar variedad de perspectivas, de enfoques y de análisis, así como una variedad temática en la información. Luego habrá que ser ecuánimes para que esa consulta a fuentes diversas tenga un equilibrio tanto en número como en el despliegue. Y si queremos llegar a la gente, debemos ser claros, redactando y hablando en términos sencillos, cuidando el buen uso del idioma y sujetando los mensajes a las normas de los lenguajes correspondientes a los medios empleados. Hay que ser precisos, brindar exactitud, porque de otro modo perderíamos credibilidad. Extendernos cuanto sea posible para que la información esté completa, y hacerlo con criterio de oportunidad, preferentemente de manera simultánea o inmediata a la ocurrencia de los hechos.

“Todo esto se escribe fácil”. “Se dice fácil”. “Otra cosa es en la calle”. “Ya quisiera verlo trabajar buscando estándares de calidad mientras lo están amenazando o agrediendo”. “Una cosa es la teoría y otra la práctica”. “Fácil es criticar desde un escritorio, las noticias en la vida real no son así”, etc., pueden ser comentarios provocados por esta lectura, pero al menos asumamos el desafío de examinar nuestro trabajo autocríticamente. Quizá sea una forma de evitar que nos sigan agrediendo con el argumento, a veces irrebatible, de que estamos parcializados o que manipulamos las noticias.

Entonces, decir que se está preparado para cubrir el proceso electoral sólo por el hecho de haber cubierto eventos similares es un razonamiento falso con apariencia de verdadero; una falacia. Nuestra responsabilidad en estos días es grande y no la podemos delegar. Sepamos estar a la altura de la expectativa de la gente, de lo mucho que esperan de los medios y de los trabajadores de la prensa en este momento de “toma de examen” a los candidatos.